Por: José Miguel Gambetta Ríos
Para aquellos que dicen: “El peor enemigo de un peruano es otro peruano”… ¡NO! Señores. ¡NO!
El peor enemigo de un peruano, es otro peruano que, siendo capaz, se cree el “vivo del barrio” y desconoce un contrato ya pactado.
Reza el dicho: Lo bueno que hiciste con la mano derecha, no lo borres con la izquierda.
Nadie desconoce que Paolo en su momento lo dio todo por la selección peruana, se convirtió en ídolo de muchos peruanos, dio alegrías y también tristezas, nos llevó al mundial en los peores momentos de la selección… ¿Y?
Todo eso bueno que hizo, ¿qué tiene que ver con el deber y obligación que como ser capaz tiene de cumplir un compromiso suscrito mediante contrato?
Cuando justificamos un “capricho” del jugador con los logros que éste dió al fútbol peruano, estamos normalizando un comportamiento que en el Perú se ha vuelto una costumbre: “Hacer lo que se da la gana”
El latín Pacta sunt servanda significa “los contratos están para cumplirse”. Es uno de los principios más importantes en Derecho Civil peruano, si no se cumple, se asume una “PENALIDAD”. En resumen “la palabra se cumple”.
Cuando aprendamos a “CUMPLIR LA PALABRA” a “CUMPLIR LOS CONTRATOS” éste país será distinto, o acaso si Dina Boluarte hubiera cumplido su palabra empeñada en una plaza de Puno en decir que si Pedro Castillo era vacado ella se iría con él, HOY no estaríamos observando éste matrimonio nauseabundo entre Gobierno, Congreso y Ministerio Público que tanto daño le hace a la institucionalidad democrática del país.