Por Pablo Bustamante Pardo
Cuando el afán es la búsqueda del poder, la ideología el medio para engatusar a los pobres, y la corrupción el sustento de las castas gobernantes; no hay manera de tener buenos resultados económicos, sociales e institucionales.
O impones un autoritarismo castrante y empobreces a toda la población, como en Cuba y Venezuela, o implosionas como parece ser el futuro de Bolivia, el modelito dizque exitoso de la izquierda regional.
Según The Economist en su artículo ‘los límites del populismo de izquierda’, Bolivia se está quedando sin dinero y está sufriendo una creciente crisis bancaria. Ya prácticamente cerró uno de los bancos más importantes del país, el Banco Fassil.
El gobierno va a recurrir a todo lo que pueda para evitar que esta crisis desemboque en una crisis política. Ha amenazado con capturar los fondos privados de pensiones, y ante la escasez de divisas, seguramente dispondrá de las reservas de oro; pero los errores se pagan, la inversión privada, las exportaciones, las reservas internacionales y el precio de los bonos del gobierno, han colapsado.
Como dice The Economist: “La hostilidad hacia el capital privado eventualmente regresa para morderte”.
No hay ninguna experiencia exitosa de gobierno que descuide el crecimiento de la economía y la inversión privada. Bolivia es otro ejemplo de todo lo que no se debe hacer.