Por: Andrés Oppenheimer
“La política del Perú es un desastre, pero el país tiene más estabilidad económica que muchos de sus vecinos”.
Cuando la presidenta peruana, Dina Boluarte, asumió el poder y se convirtió en la sexta mandataria del país en los últimos cuatro años, casi todos los diarios del mundo señalaron que el Perú es uno de los países más inestables de América Latina, y que vive en un estado de caos absoluto. Sin embargo, no es así.
Por extraño que parezca, el Perú es uno de los países más estables de América Latina. El país tiene un Banco Central totalmente independiente, que ha sido dirigido por el mismo economista sensato durante los últimos 16 años, y una economía relativamente sólida.
El Perú tiene una de las tasas de inflación más bajas de América Latina y las mayores reservas de divisas de la región en relación con su economía. Los presidentes peruanos van y vienen, pero la economía ha venido creciendo en las últimas tres décadas.
Julio Velarde, el presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCR), ejerce su cargo sin mucho drama. Está en este desde el 2006 y anteriormente había sido miembro del directorio del BCR en la década de 1990 y principios de la década del 2000.
Velarde ha sobrevivido a presidentes de derecha e izquierda. El año pasado fue designado para un nuevo mandato de cinco años por el ahora expresidente Pedro Castillo, quien asumió el cargo en el 2021 postulando con un partido marxista.
Castillo fue dejado cesante por el Congreso el 7 de diciembre después de que intentó dar un golpe de Estado al anunciar la disolución del Parlamento poco antes de que los legisladores votaran sobre su posible destitución por cargos de corrupción. Boluarte fue la compañera de fórmula de Castillo y quebró con el partido marxista Perú Libre en enero.
A pesar del caos político del Perú, la economía peruana crecerá un 3% este año. Se proyecta que crecerá un 2,9% el próximo año, lo que sería más que el crecimiento promedio de la región. La inflación anual del Perú será del 8,2% este año, en comparación con casi el 100% en Argentina y el 160% en Venezuela. La inflación del Perú se ha mantenido en un solo dígito desde 1997. Las reservas de divisas del Perú están en US$74 mil millones, las más altas de Sudamérica en relación con el tamaño de su economía.
Cuando lo llamé al día siguiente de la asunción de Boluarte y le pregunté si cada vez que hay un cambio de presidente no teme que lo despidan, Velarde me respondió, con la mayor naturalidad, que en realidad no. “La verdad es que no ha habido conflictos importantes con el Poder Ejecutivo, ni amenazas a la autonomía del Banco Central”, me dijo Velarde. “La autonomía del Banco Central está bien garantizada en el Perú”.
Irónicamente, el BCR del Perú ha estado más a salvo de los ataques presidenciales que la Reserva Federal de EE.UU., cuyo expresidente, Jerome Powell, era criticado constantemente en el 2018 por el entonces presidente Donald Trump.
En cuanto a los secretos de la relativa estabilidad económica del Perú, además de la independencia del BCR, Velarde me citó el tipo de cambio flotante del país. A diferencia de otros países latinoamericanos, en el Perú cualquier persona puede cambiar legalmente la moneda local por dólares estadounidenses y depositar sus ahorros en moneda extranjera en un banco peruano. Esto “atenúa la presión sobre la salida de capitales en momentos de tensión”, me explicó Velarde.
Obviamente, al Perú le iría mucho mejor si tuviera un sistema político menos caótico, donde más de una docena de partidos no estuvieran constantemente en guerra y conspirando contra el presidente de turno. Los candidatos presidenciales peruanos suelen ganar la primera vuelta con menos del 20% del voto, y no pueden formar coaliciones políticas una vez que llegan al poder.
Aun así, es sorprendente cuánto ha crecido el Perú en las últimas décadas a pesar de su caos político. Así que la próxima vez que escuchen que el Perú es un país ingobernable, tómenlo con pinzas. La política del Perú es un desastre, pero el país tiene más estabilidad económica que muchos de sus vecinos. Su secreto es tener un Banco Central ferozmente independiente.
Fuente: El Nuevo Herald