Por razones de trabajo estuve la semana pasada en el sur del Perú, visitando Mollendo, Ilo y Tacna. Habían pasado algunos años desde la última vez que estuve en Tacna. Una vez que se llega a su aeropuerto grande, moderno y limpio y, mientras uno se dirige a la ciudad por la amplia y descongestionada avenida Odría, uno se percata de que es una ciudad pujante, emprendedora y orgullosa.
Tacna tiene una intensa actividad comercial, alimentada por el influjo permanente de turistas chilenos que vienen aquí en busca de servicios médicos de calidad (y a mejores precios de los que encuentran en su país), confecciones, bienes de uso personal, así como a disfrutar de la oferta gastronómica y turística que la ciudad ofrece. El impacto que la zona franca ha tenido en el dinamismo económico es evidente.
Sin embargo, entre los asuntos pendientes por mejorar, uno vital es el tránsito transfronterizo, que debería ser ágil y veloz, donde se controle rápidamente la identidad de las personas y la verificación vehicular sin tener que hacer colas interminables, y fomentar así la llegada de turistas por la frontera sur. Replicar el esquema de puesto de control único, como hay en la frontera con Ecuador en el Centro Binacional de Atención en Frontera (CEBAF), es una gestión necesaria. El tren Tacna-Arica es otra iniciativa que ayudaría a dinamizar el flujo de personas.
Respecto a la Zofratacna, es una Zona Económica Especial, pero increíblemente existe un Decreto Supremo del Ministerio de la Producción (DS N° 022-2015) que no permite la diversificación de actividades industriales. Esta norma aprueba un listado negativo de actividades, que impide que dentro de esta zona especial se puedan realizar actividades relacionadas con productos hidrobiológicos (conservas, filetes frescos del mar o truchas de la sierra), alimentos balanceados o aceite de soya proveniente de Bolivia o Brasil. Modificar esa normativa es, también, urgente.
Además, la construcción del puerto de Corío en Arequipa implica una gran oportunidad para dinamizar la economía de la costa sur (Arequipa, Moquegua y Tacna). Esto, al complementarse con la infraestructura vial existente, conformaría un circuito económico con Bolivia y el Brasil.
Otro gran desafío de Tacna es el restringido acceso al agua. Este tema se viene convirtiendo en una limitante para maximizar el potencial agroindustrial de la región, así como para asegurar el suministro hídrico para una cada vez mayor población. Obras para cargar el acuífero y construcción de reservorios son una necesidad urgente.
Gracias a la minería, la región cuenta con un importante canon minero que podría facilitar muchas de las obras de infraestructura que la región requiere.
Minería, agroindustria, comercio, turismo, pesca, cultura emprendedora y orgullo peruano son características de una ciudad que sintetiza mucho de lo que es y aspira a ser el Perú moderno. El sur del país está lleno de posibilidades. Tacna, donde nace la patria, así lo comprueba.
Dato: Rafael Belaunde Llosa, ex ministro de Energía y Minas del Perú, empresario y consultor graduado en Economía.
Fuente: Perú 21