PALABRA DE HONOR:
Por: Óscar Valdés Dancuart
Expresidente del Consejo de Ministros
Desde muchos años atrás venimos discutiendo si nuestra justicia por su actuar y proceder debe ser respetada por sus fallos o necesita de una corte supranacional que los revise y garantice justicia a los ciudadanos de manera imparcial, justa y predecible.
Lamentablemente la realidad demuestra que nuestra justicia adolece de celeridad, imparcialidad y de recursos humanos que garanticen probidad y se ciñan a valores y principios. La justicia peruana es lenta, sus fiscales no denuncian apropiadamente y los jueces sentencian tarde y mal en la mayoría de los casos.
Los delincuentes terroristas del MRTA y de Sendero Luminoso aprovechando estas falencias acuden a la Comisión internacional de Derechos Humanos para presentar sus demandas por supuestos malos juzgamientos y malas condiciones de encarcelamiento las cuales son admitidas so pretexto de analizar cuestiones de fondo como la ley antiterrorismo en Perú y luego proceden a enviar o elevar dichas demanda a la Corte Internacional de justicia, donde debido a que comparten una ideología similar fallan en contra del Estado Peruano dejando de lado las legitimas sanciones impuestas por nuestra justicia y que dicho sea de paso reivindican el derecho de los peruanos a sancionar a aquellos que han asesinado, torturado, extorsionado a toda una población durante 20 largos años. Es conveniente recordar los más de veinte mil muertos y cuantiosas pérdidas económicas producto del terrorismo en el Perú.
Finalmente, si bien es cierto el Perú se ha suscrito a la Comisión y la Corte está en el derecho de debe exigir respeto e imparcialidad en sus fallos y denunciarlas ante la OEA u ONU por su clara tendencia ideológica mostrada en favor de gente que ha cometido actos de terrorismo en nuestro País. Por otro lado, de ninguna manera es conveniente el retiro del Perú ya que negaríamos a muchos peruanos la posibilidad de acceder a una instancia internacional ante fallos injustos de nuestra justicia local.